Pocas cosas hay tan relajantes como el murmullo del mar, comparable con el canto de los pájaros al amanecer en primavera, el suave arrullo de un arroyo de montaña, el sonido del viento al acariciar las hojas en un bosque frondoso o el sonido de la lluvia al chocar con el suelo en una desapacible tarde de invierno. La siguiente fotografía fue tomada en Octubre de 2009 en la playa de Somacuevas en una de esas pequeñas escapadas que uno hace de vez en cuando para disfrutar de uno de esos pequeños placeres, en este caso un atardecer de octubre con el sol a punto de ocultarse y escuchando ese leve murmullo que nos traslada a un mundo ideal lejos de todo tipo de preocupaciones. Por cierto, Somacuevas es una de las pocas playas nudistas que tenemos en Cantabria y se trata de una cala preciosa que merece la pena visitar. Fujifilm Finepix S5 pro Objetivo Tamron 18-200 1.0s; f/25.0; Iso 100 longitud focal 28.0 mm