Atrapado por el otoño, me observaba con sus dos ojos bien abiertos. Añoraba los días en que vagaba por las carreteras secundarias observando a cada momento un paisaje distinto. Me miraba con extrañeza y curiosidad pensando que además de estar abandonado a su suerte tenía que soportar a pesados que con sus tripodes y cámaras fueran a incordiarle de vez en cuando. Su mirada denotaba al mismo tiempo cierta envidia de mi libertad de movimientos. La última vez que pase por allí, ya no le vi, quiero pensar que cumplio su sueño de libertad.
Fotografías de Cantabria tomadas por Daniel Alonso Felices.