La primavera es una época rebosante en la naturaleza donde se repite cada año el ritual de un nuevo despertar del mundo natural. También en el mundo micológico empiezan a surgir especies exclusivas de esa época del año, entre ellas las Morchellas. A continuación os dejo un modesto articulo sobre esta especie que ha sido publicado en el Magazine 37 de Sonymage en el cual tengo el enorme placer de colaborar.
"EL GENERO MORCHELLA.
Algunas Consideraciones y recuerdos".
Las Morchellas traen a mi memoria magníficos recuerdos de mi infancia que se remontan, aproximadamente, 35 años en el tiempo. Así, rememoro con nostalgia aquellas mañanas de sábado, durante los meses de marzo y abril, en las que salía con mi padre en su busca, tanto para recolectar como para su estudio micológico. En ocasiones, bajo una intensa lluvia y frío, nos adentrabamos en los cursos de los ríos buscando estos preciosos tesoros. Evoco la emoción que sentía cuando encontrábamos el primer ejemplar de cagarreta o cagarría (escatológico epíteto que no hace justicia a tan suculento hongo, aunque también se comporte como tóxico, si no se contemplan las actuaciones pre culinarias que ya he comentado). Después, una vez acostumbrada la vista, éramos capaces de encontrar grandes cantidades de ellas.
Para mí, las Morchellas eran un pequeño tesoro escondido cuya intensa búsqueda me cautivaba, al punto de no reparar en otros pequeños tesoros de la naturaleza que también me rodeaban, como las coloridas prímulas o hepáticas con las que suelen compartir época e incluso habitat. Hoy día, gracias a mi afición por la fotografía, he aprendido a valorar también la flora y el resto de especies de mi entorno.
Su extraño sombrero o "mitra" llamaba y, aún hoy en día, sigue llamando mi atención cada vez que me las encuentro. La "mitra" tiene forma de panal de avispa papelera (de ahí otra de sus acepciones, la de Colmenilla), formada por multitud de celdas o alvéolos individualizados por costilla y separados de un pie blancuzco o cremoso por una zona de nombre técnico enrevesado: la vallécula.
También llamadas morillas o múrgulas, las Morchellas son unos hongos pertenecientes a la Clase Ascomicetes, que se separan abiertamente en su fisonomía y caracteres macro y microscópicos, de aquellos otros mucho mas comunes en forma de sombrilla pertenecientes, por lo general, a la otra grna Clase fúngica: los Basidiomicetes).
Su enigmático porte las dota de un aspecto misterioso e inconfundible. Con el tiempo fuimos descubriendo que, aparte de en las riberas de los ríos, bajo fresnos o álamos, también aparecían entre chopos, en bosques mixtos, zonas de bosque quemado e incluso dunas de la costa. Personalmente las he llegado a encontrar creciendo entre las losetas de unas escaleras de piedra, en algún jardín. Como he podido observar, son muy anárquicas en cuanto a sus tipos de hábitats, aunque por lo general, tienen en común su aparición en suelos removidos o arenosos y con un subsuelo más bien calizo, que contenga materia orgánica.
La Morchella es un hongo tempranero y primaveral, que hemos llegado a encontrar en el mes de marzo, aún sin llegar esta estación. Como se trata de una especie muy fiel, si se dan las circunstancias de temperatura y humedad, repite localización año tras año.
Sus extrañas formas apanaladas y multi-alveoladas junto con sus texturas, siempre han llamado mi atención. Para la fotografía creativa suponen unos excelentes modelos a los que se les puede sacar un gran partido. Nadie puede negar que esas ricas texturas y enrevesadas formas de su sombrero, sean una delicia para fotografiar, al mismo tiempo que un reto, ya que dependiendo de la incidencia de la luz los resultados pueden ser sorprendentes. En esos recovecos se esconden tanto sus esporas, invisibles al ojo humano, como un sinfín de bichitos camperos (principalmente artrópodos o pequeñas babosas y caracolillos), razón por la que estos hongos precisan de una exhaustiva inspección ocular y limpieza antes de someterlos al secado y/o hervido obligatorio, previo al consumo humano.
Su pie es blanquecino y algo granulado. Todo su interior es hueco, lo que lo convierte en otro posible escondite para polizones inesperados.
Recuerdo que por aquella época conocíamos pocos tipos de Morchellas y básicamente las dividiamos en negras (con el sombrero de un color mas oscuro, además de otras evidentes diferencias en los alvéolos de la mitra) y normales. Hoy día, como ya he comentado, hay 41 especies catalogadas en el "Index Fungorum", aunque existen muchas discrepancias entre los expertos sobre esa multitud de especies que, para algunos no son mas que formas o variedades ecológicas; dado que microscópicamente todas son muy similares, para determinar los distintos taxones se han contemplado sus carácteristicas macroscópicas.
En definitiva, se trata de un género cuya identificación exacta delas distintas especies es todavía compleja.
Quizás sea esa complejidad, junto con su enigmático aspecto, lo que hace de ellas un género tan atractivo, unido al hecho de ser una de las especies más apreciadas a a nivel culinario en nuestro país y en algunos otros de nuestro entorno.
Lo que para mí resulta indudable, es que muchos de los mejores momentos que he pasado en mi vida han estado íntimamente relacionados con mis paseos por la naturaleza; cuando apenas era un niño, recolectando Morchellas y diversos tipos de setas junto a mi padre, y en la actualidad, desde mi afición fotográfica, pasándome horas frente a ellas, admirando su belleza e intentando llevarme bonitas fotografías de estas setas tan singulares.
"EL GENERO MORCHELLA.
Algunas Consideraciones y recuerdos".
Nos encontramos en la época de las preciadas Morchellas, un amplio género de setas que engloba a unas 41 especies diferentes, perfectamente descritas en el "Index Fungorum" (La Biblia de los micólogos).
Estas especies tan apreciadas por los gourmets españoles, franceses y estadounidenses, principalmente, han sido recientemente foco de atención en virtud del primer caso de intoxicación mortal que se produce en el mundo, sucedió en el restaurante Riff de Valencia. Y es que este género de hongos ascomicetos comestibles, en crudo esconden una subrepticia toxina hemolítica (destructora de los glóbulos rojos sanguineos), que no se desactiva a no ser que se sometan a una cocción de al menos 30 minutos y desechando el agua, o que se desequen. De hecho, desde el punto de vista estrictamente alimentario, este género (como también el cercano de las Helvellas) se incluye en el apartado "C" del Código Alimentario Español vigente, es decir, en el grupo de aquellas "especies que sólo pueden ser objeto de comercialización tras un tratamiento". Personalmente las he ingerido en multitud de ocasiones, aunque cada vez con menos frecuencia, ya que prefiero pasar más tiempo fotografiando setas y menos recolectando.
No voy a tratar el género Morchella desde un punto de vista científico y micológico, entre otras cosas porque no dispongo de los conocimientos necesarios para ello y, además, hay multitud de publicaciones sobre el tema. Sin embargo, sí me propongo abordarlo desde un punto de vista más personal e íntimo que, por supuesto, contempla mi satisfacción a la hora de fotografiarlas.
Las Morchellas traen a mi memoria magníficos recuerdos de mi infancia que se remontan, aproximadamente, 35 años en el tiempo. Así, rememoro con nostalgia aquellas mañanas de sábado, durante los meses de marzo y abril, en las que salía con mi padre en su busca, tanto para recolectar como para su estudio micológico. En ocasiones, bajo una intensa lluvia y frío, nos adentrabamos en los cursos de los ríos buscando estos preciosos tesoros. Evoco la emoción que sentía cuando encontrábamos el primer ejemplar de cagarreta o cagarría (escatológico epíteto que no hace justicia a tan suculento hongo, aunque también se comporte como tóxico, si no se contemplan las actuaciones pre culinarias que ya he comentado). Después, una vez acostumbrada la vista, éramos capaces de encontrar grandes cantidades de ellas.
Para mí, las Morchellas eran un pequeño tesoro escondido cuya intensa búsqueda me cautivaba, al punto de no reparar en otros pequeños tesoros de la naturaleza que también me rodeaban, como las coloridas prímulas o hepáticas con las que suelen compartir época e incluso habitat. Hoy día, gracias a mi afición por la fotografía, he aprendido a valorar también la flora y el resto de especies de mi entorno.
Su extraño sombrero o "mitra" llamaba y, aún hoy en día, sigue llamando mi atención cada vez que me las encuentro. La "mitra" tiene forma de panal de avispa papelera (de ahí otra de sus acepciones, la de Colmenilla), formada por multitud de celdas o alvéolos individualizados por costilla y separados de un pie blancuzco o cremoso por una zona de nombre técnico enrevesado: la vallécula.
También llamadas morillas o múrgulas, las Morchellas son unos hongos pertenecientes a la Clase Ascomicetes, que se separan abiertamente en su fisonomía y caracteres macro y microscópicos, de aquellos otros mucho mas comunes en forma de sombrilla pertenecientes, por lo general, a la otra grna Clase fúngica: los Basidiomicetes).
Su enigmático porte las dota de un aspecto misterioso e inconfundible. Con el tiempo fuimos descubriendo que, aparte de en las riberas de los ríos, bajo fresnos o álamos, también aparecían entre chopos, en bosques mixtos, zonas de bosque quemado e incluso dunas de la costa. Personalmente las he llegado a encontrar creciendo entre las losetas de unas escaleras de piedra, en algún jardín. Como he podido observar, son muy anárquicas en cuanto a sus tipos de hábitats, aunque por lo general, tienen en común su aparición en suelos removidos o arenosos y con un subsuelo más bien calizo, que contenga materia orgánica.
La Morchella es un hongo tempranero y primaveral, que hemos llegado a encontrar en el mes de marzo, aún sin llegar esta estación. Como se trata de una especie muy fiel, si se dan las circunstancias de temperatura y humedad, repite localización año tras año.
Sus extrañas formas apanaladas y multi-alveoladas junto con sus texturas, siempre han llamado mi atención. Para la fotografía creativa suponen unos excelentes modelos a los que se les puede sacar un gran partido. Nadie puede negar que esas ricas texturas y enrevesadas formas de su sombrero, sean una delicia para fotografiar, al mismo tiempo que un reto, ya que dependiendo de la incidencia de la luz los resultados pueden ser sorprendentes. En esos recovecos se esconden tanto sus esporas, invisibles al ojo humano, como un sinfín de bichitos camperos (principalmente artrópodos o pequeñas babosas y caracolillos), razón por la que estos hongos precisan de una exhaustiva inspección ocular y limpieza antes de someterlos al secado y/o hervido obligatorio, previo al consumo humano.
Su pie es blanquecino y algo granulado. Todo su interior es hueco, lo que lo convierte en otro posible escondite para polizones inesperados.
Recuerdo que por aquella época conocíamos pocos tipos de Morchellas y básicamente las dividiamos en negras (con el sombrero de un color mas oscuro, además de otras evidentes diferencias en los alvéolos de la mitra) y normales. Hoy día, como ya he comentado, hay 41 especies catalogadas en el "Index Fungorum", aunque existen muchas discrepancias entre los expertos sobre esa multitud de especies que, para algunos no son mas que formas o variedades ecológicas; dado que microscópicamente todas son muy similares, para determinar los distintos taxones se han contemplado sus carácteristicas macroscópicas.
En definitiva, se trata de un género cuya identificación exacta delas distintas especies es todavía compleja.
Quizás sea esa complejidad, junto con su enigmático aspecto, lo que hace de ellas un género tan atractivo, unido al hecho de ser una de las especies más apreciadas a a nivel culinario en nuestro país y en algunos otros de nuestro entorno.
Lo que para mí resulta indudable, es que muchos de los mejores momentos que he pasado en mi vida han estado íntimamente relacionados con mis paseos por la naturaleza; cuando apenas era un niño, recolectando Morchellas y diversos tipos de setas junto a mi padre, y en la actualidad, desde mi afición fotográfica, pasándome horas frente a ellas, admirando su belleza e intentando llevarme bonitas fotografías de estas setas tan singulares.
Nunca he realizado fotografías sobre este tema, también puede ser porque ando poco por el campo. Es muy buena la serie de imágenes que nos ofrece.
ResponderEliminarAprovecho para desearte un feliz verano.
Besos
Una entrada excelente desde todos los puntos de vista, incluído el fotográfico con esas aproximaciones tan bien logradas.
ResponderEliminarUn abrazo,